La escritura es un lenguaje, creado por el hombre, para comunicar
ideas por medio
de signos convencionales y visibles que traspasan el tiempo y el
espacio. Es un
sistema de comunicación independiente que se debe aprender, por ello,
el proceso
de adquisición del código escrito es complejo y requiere desarrollar
habilidades
propias de la escritura para poder comunicarse. Desde esta
perspectiva, la
escritura reestructura la conciencia, como dice Ong, porque es un
proceso propio del pensamiento. Es una actividad compleja que no podemos
semejarla sólo con la
redacción, sino ante todo entenderla como un proceso cognitivo.
Vásquez
Rodríguez (2000) afirma que escribir “es poner a fuera nuestro
pensamiento”, es
“exponer nuestro yo”, en otras palabras, es hacer evidente nuestra
subjetividad,
pues la escritura refleja las estructuras de pensamiento que poseemos
y a través
de ella es posible reconocernos.
Ahora bien, escribir textos argumentativos en la universidad implica
que el
estudiante pase de la mera opinión a explicitar una postura soportada
por hechos,
razones, pruebas que avalen, apoyen o soporten un planteamiento, una
tesis.
Escribir un texto argumentativo no sólo es cuestión de pensar en la
estructura
lingüística y discursiva, sino por el contrario también es
imprescindible tener en
cuenta el asunto respecto del contenido y la contextualización para
asegurar la
interpretación y garantizar lo propio de un texto argumentativo
(Álvarez, 2004),
de tal manera que se logre el cometido: persuadir al lector de que los
planteamientos expuestos en el texto son válidos y acertados. Como
puede verse,
lo fundamental en el texto argumentativo es la tesis y, por supuesto,
los
argumentos, los cuales dan validez al contenido expuesto. Por tal
razón, es
importante que el estudiante desarrolle procesos de pensamiento como:
inductivo,
deductivo, abductivo y, si se quiere, relacional, pues hay diversas
clases de
argumentos, entre ellos están: por autoridad, analogía, ejemplos,
inducción,
deducción, causa-efecto, entre otros. Esta postura sobrepasa la idea
de escribir un
texto argumentativo “como producto” a la de “escribirlo como proceso”,
porque la
construcción de un escrito busca ante todo el equilibrio entre el
manejo del código
y la competencia textual e intelectual que posee el autor a la hora de
escribir. Es así
como la escritura del texto argumentativo, vista desde una lógica de
la
composición, debe pasar por unos momentos para obtener un producto;
sin
embargo, si detrás de ello no hay una intención o propósito bien
definido, es
posible que la escritura argumentativa se quede sólo en una actividad
sin norte y
sin significado para quien la realiza.Ahora para complementar esta información observa el siguiente video:
LECTURA INDIVIDUAL:
Realiza la lectura del siguiente documento y elabora un mapa conceptual incluyendo los tres capítulos:
Cassany, D. (1990). Describir al escribir. Editorial PAIDOS. España. Capítulos 1,2, y 3.
Ejemplo de mapa conceptual:
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